viernes, 30 de julio de 2010

Cultura de Paz y Educación

¿El concepto de la cultura de Paz, es un concepto que nace o se adquiere? Para responder a esta pregunta hay que conocer los elementos que influyen en su presencia en cada sociedad. Lo que está claro es que la cultura de paz se educa desde la familia pasando por la escuela, después por la sociedad, cada medio aporta los conceptos que ayuda a la persona de adaptar como su modo de vida, una convivencia pacífica con el entorno, con los pueblos y con los grupos sociales.

Con el desarrollo tecnológico que ha conocido el mundo actual en el siglo pasado, la educación para la paz ya no es sólo una cuestión política pero ya es una necesidad de la sociedad actual. Esto permitiera el uso de la nueva tecnología a favor de la paz.
Educar para la paz es una forma de educar en valores. La educación para la paz lleva implícitos otros valores como: justicia, democracia, solidaridad, tolerancia, convivencia, respeto, cooperación, autonomía, racionalidad,... La educación en valores es un factor importantísimo para conseguir la calidad que propone nuestro sistema educativo.
La educación para la paz, como hemos dicho, no es una opción más sino una necesidad que toda institución educativa debe asumir. Los principios para una convivencia pacífica entre pueblos y grupos sociales se han convertido en un imperativo legal. Ahora se trata de conseguir que el derecho formal de la paz se convierta en un derecho real.
Hay que tener en cuenta el desarrollo de este concepto de la cultura de paz, que se ha apoyado siempre por la UNESCO, ya no significa sólo la no-violencia, pero va más allá de eso a una convivencia pacífica, democrática, desarrollo…
La educación para la paz asume creativamente el conflicto como un proceso natural y consustancial a la existencia humana, una oportunidad de crecer frente a los problemas. La educación para la paz ayuda a la persona a desvelar críticamente la realidad compleja y conflictiva para poder situarse en ella y actuar en consecuencia. Educar para la paz es invitar a actuar tanto dentro de la escuela como en las estructuras sociales.
Los componentes de la educación para la paz son: la comprensión internacional, los derechos humanos, el mundo multicultural, el desarme, el desarrollo, el conflicto...
Como decía Gandhi “No hay camino para la paz, la paz es el camino”. En ese camino debemos:
* Aprender a resolver los conflictos de forma no violenta como estrategia para prevenir la violencia.
* Aprender unos valores construidos colectivamente, como elemento esencial de un aprendizaje ciudadano a través de una democracia cada vez más participativa e igualitaria.
* Promover un aprendizaje orientado a la acción en distintos ámbitos para conseguir que ese ideal compartido de paz, como justicia y equidad, constituya un verdadero y permanente proceso dentro la sociedad actual.

Monsef

Mi primera reflexión sobre la cultura de Paz

Siempre que me he planteado la cuestión acerca de la cultura de Paz me lo he planteado en términos que sólo se usan cuando hay conflictos internacionales en zonas de guerras o zonas inestables. Pero entrando un poco a analizar este concepto de cultura de Paz me di cuenta que la paz es un campo muy abierto, muy diverso donde se relacionan bastantes disciplinas en busca de éste. Una actividad diaria individual o colectiva, que se refleja en nuestra vida cotidiana, nuestras relaciones con las personas, con nosotros mismos.

Es una forma de vivir, de solidaridad con los demás y una herramienta para reflexionar de cómo ofrecer tu grano de cooperación a construir una sociedad intercultural conjunta donde las culturas pueden relacionarse. Este es el futuro de la sociedad actual del siglo XXI.

En relación a la reflexión que se plantea si estamos suficientemente educados para trabajar por la Paz, la respuesta es que todavía no. Existen sectores de la sociedad que si lo están, que luchan por ella y que emplean su tiempo y esfuerzo en conseguirlo. Trabajar para la cultura de Paz no requiere una formación especializada pero si una gente muy comprometida.

Pero la base de esto es que la paz también no solo es algo relacionado con conflictos sociales sino con algo innato en el ser humano. El ser humano es en si mismo pacífico o no lo es.

Todo esto está relacionado con una verdadera cultura para la paz basada en los valores éticos de justicia, libertad y solidaridad. Es evidente que esta cultura tiene como fundamento la educación, que debe comenzar desde la escuela primaria.

Al final, he llegado a comprender que la cultura de la paz se relaciona con la conciencia de la persona y la ausencia de cualquier tipo de violencia que obstaculiza o impida la satisfacción de cualquier tipo de necesidad humana básica.

Monsef

sábado, 10 de julio de 2010

Hacia una escuela multicultural

El reconocimiento del otro o mejor dicho el respeto a la diversidad como elementos básicos y primordiales de la sociedad son la nueva condición teórico-práctica sobre el cual se deben asentarse todos los proyectos educativos en el mundo, si queremos transitar hacia un futuro mejor, donde la paz y la tolerancia serán su eslogan y su lema.
La validez de todas las formas de conocimiento, de vida-tradiciones, criencias.etc-en la infilitud de sus particularidades, es la única vía para el desarrollo de la supervivencia de la humanidad o en otras palabras la vitamina o la proteína que garantiza su desarrollo.
Es cierto, que el pensamiento moderno, el conocimiento científico han intentado por muchos años desconocer otras formas de pensamientos, conocimientos y acción, condenando y relegando culturas, quienes en la actualidad y a la luz de las nuevas teorías intentan recrear, consolidar sus visiones, prácticas y valores.
La educación, es, sin lugar a dudas la vía adecuada, el camino llano y luminoso, perfecto, el espacio más integro, más certero, por el cual las sociedades modernas vehiculizan curricularmente su cultura, aunque debemos ser sinceros, que la educación sola no puede conseguir todo, ha de ser un empeño de todos los componentes de la sociedad y de sus instituciones. Pero eso, no implica que sea ella el factor primordial de cohesión y renovación social. Nadie duda, que la escuela es el medio que estandariza y desarrolla todos los proyectos que articulan el conocimiento y la convivencia de las sociedades.

Son legendarias las palabras de José martí:
˝Educar es poner al hombre al nivel de su tiempo ˝

No obstante, gran parte de las prácticas educativas y escolares han negado e ignorado las diferencias, las tradiciones, costumbres, etnias y culturas enteras, que con sus saberes han sucumbido ante el arrasador programa que homogeniza, excluye o discrimina otras formas y no hace falta citar ejemplos.
Estas cosas, nos hace siempre resaltar una serie de preguntas:
¿Cómo contribuir la actitud educativa mediante el fomento de una mirada diversa e intercultural?
¿Cómo transformar la concepción de la escuela, homogenizar lo excluyente por otra que abarca las diferencias y sobre todo que da valor a la diversidad como riqueza potencial?
Para contestar a estas preguntas, hemos escogido algunos puntos, que creímos ser útiles, eso sí, basándose en todo lo visto durante el curso.
Lo primero que se debe hacer, es identificar los grupos étnicos que tienen presencia, no solamente en los centros educativos, sino en toda el área geográfica de un país.
Generar espacios en cada escuela de reflexión en torno a la diversidad étnica, Lingüística, etc.
El uso del tiempo libre, en donde reinan semanarios, ponencias o cualquier otra cosa semejante que gira en torno al reconocimiento de esta diversidad.
Revalorar la escuela como un escenario de naturaleza intercultural, y no solamente de tolerancia.

Posicionamiento ante la diversidad, conciencia de la realidad multicultural por parte de toda la comunidad educativa, especialmente el profesorado que requiere una formación nueva y pionera en este sentido.
Señalar al proyecto educativo del centro como un proyecto social más amplio. Realizar cambios en las estructuras y contenidos de acuerdo con las exigencias de este Nuevo reto...
En fin, esperamos que estos objetivos sean llevados pronto a la realidad, es cierto que se hicieron muchísimos esfuerzos, pero la realidad deseada está muy lejos de lo esperado. Pero como se dicen date tiempo al tiempo y el aclarara todas las cosas.


JAD EL KHANNOUSSI

HACIA UN ESCUELA DEMOCRATICA

Como sabemos, cada sociedad construye sus propias prácticas y discursos institucionales en el contexto de determinados principios o valores. Ellos trazan y marcan las líneas o campos de actuación a partir de un proceso de construcción social dadas sus características o funciones institucionales. Uno de los mayores contextos en los que puede llevar a acabo dichos proyectos, lo constituye la escuela, debido a las diversas funciones, entre el cual, cabe citar la implantación o mejor dicho la educación para la democracia y los valores universales, derechos humanos etc. Es bonito citar aquí, unas palabras de José Marti “educar es poner al hombre al nivel de su tiempo”.

Tras la caída del muro de Berlín, muchas voces se aumentaron, siendo el mejor ejemplo el informe a la UNESCO de la comisión internacional sobre al educación en el S. XXI, presidido por Jaques Délos en 1996, el cual defendían que la educación debe inculcar en todo el mundo el ideal democrático, por medio del respeto a la diversidad y la lucha contra los esculciones, y cuando decimos esculciones, no solamente referimos a las razas o culturas, sino mas también hasta las voces de los estudiantes en las escuelas.

No obstante, esto funcione o en muchos casos sigue funcionando como un doble discurso o moneda de doble cara, por parte el consenso sobre la legitimidad de estos valores en las discusiones cotidianas que constituyen la experiencia de vida en los centros y escuelas, probablemente en todos los países del mundo.

Estamos seguros, que no existe un profesor que se opone o se plantea en contra los valores, pero a al vez observamos que en la vida cotidiana de los centros esta llena de conflictos entre alumnos y profesorado, además de muchísimas mas otras cosas.

Decía Jan Jaque Rousseau, educar, no es solamente dirigir, conducir o disciplinar a los educadores, sino aportarles a descubrir sus posibilidades y su evocación y dejarles crecer como personas.

Y realmente es lo que tiene que hacerse en cada instituto o escuela, pero desgraciadamente lo que se ve allí, es la implantación de la disciplina, autoridad, orden.

etc. Es algo muy bonito, pero mejor aun si hacemos de un estudiante un ser activo,, involucrado en todos los asuntos y actividades, tanto en clase como dentro del centro, y vamos luego a detallar esto.

Pero antes debemos hacernos una pregunta aquí ¿cuales son los métodos que tenemos que llevar acabo para la implantación de una escuela democrática en su sentido abarcador?

La respuesta la podemos encontrar en las palabras de Santos, el cual sostiene que si todo esta determinado solo al cumplimiento de las normas, es decir, cumplir lo prescrito y de aprender lo que oficialmente se enseña, no se arriesga ni se constituye nada.

Sinceramente, compartimos su frase, ya que el cumplimiento del deber y el temor resulta anacrónico y representa actitudes democráticamente indeseables, dado que se establece una relación de dominación- obediencia que impide la generación de procesos de colaboración y reciprocidad.

Por eso, es importante que la escuela, no solamente enseñe estos valores, sino que la practique, tal como se aprecia en las siguientes palabras de Josep Ruiz Rovira “la escuela ha de preparar a sus alumnos y alumnas. Para que ello se produzca se requiere una legitimación de los procesos en que ella se viven, se validen los significados de los actos y practicas convocando además, profesores y administrativos a participar solidaria y colaboradamente.

En estas líneas, proponemos algunos puntos o propuestas que puedan ser útiles o en otras palabras que carecen en nuestras escuelas y son pilares básicos para la consolidación de la democracia en nuestros centros.

El primer punto y que es muy llamativo, es la participación que se considera articulada de la vivencia democrática, es decir, hacer del alumno protagonista del proceso formativo, implica ubicarse en el centro, y así puede desempeñar activamente las funciones centrales del mismo.

Este hecho conlleva a profesores y dirigentes a fomentar activamente formas variadas de participación, dado que constituye uno de los ejes centrales de las practicas sociales en al escuela y promueve y garantice el progreso de los estudiantes, ya que una vez empiezan a ejercer activa y orgánicamente pueden tomar mayor conciencia del sentido y derivaciones de su participación. Y de esta forma podrán transformarse en verdaderos protagonistas del proceso.

Escuchar sus voces y aprender a trabajar con ellos como iguales en derecho y dignidad y por tanto, con capacidad para prosperar y decir respecto a los asuntos que ellos consideran importantes y que les afecta. En este sentido, muchos estudios llevados acabo hasta el momento ( Ruddock, Thessier y otros) hablan de que los centros que desarrollan en sus alumnos sus capacidades creativos, aumentan su participación en la toma de las decisiones y la generación de demandas, favorecen la producción de comentarios analíticos y constructivas y valoran sus acciones cuando les asignan responsabilidades.

Además, hay que añadir también, la resolución de los conflictos y la tolerancia a la adversidad, dos elementos primordiales para una convivencia democrática y otro mas llamativo, especialmente en los países europeos, es el respeto mutuo a la diversidad, ya que en la democracia no existen enemigos, sino personas que piensan y llevan otra forma de vida y es vuestro derecho intimo, me refiero aquí a casos como el velo.

En definitiva, espero que esta realidad platónica que tanto soñamos en nuestras escuelas pueda hacerse efectiva en los próximos años, no negamos que los esfuerzos cada vez mas son mayores en algunas cosas, mientras en otras aumenta el rechazo. El futuro dará mucho que hablar, ahora hay que seguir siendo optimistas.

JAD EL KHANNOUSSI